Desde afuera parecía que había pasado un huracán por la comisaría de Lomas de Tafí. Un día después de los disturbios ocasionados por más de 300 manifestantes, al edificio policial le faltaban todos los vidrios del ventanal de la entrada. Y pese a que los uniformados limpiaron una y otra vez, todavía podía encontrarse, ayer a la tarde, pequeños pedazos de vidrios regados por el piso y manchas negras en las baldosas donde 24 horas antes ardieron los neumáticos.
Frente a esa postal desoladora, una guardia de Infantería custodiaba la comisaría ante la, poco probable pero posibilidad al fin, de que los incidentes se reanudaran. El movimiento era casi nulo en la zona, pero los uniformados tenían la orden de permanecer allí "hasta nuevo aviso". Algunos agentes ingresaban al edificio, otros conversaban en la esquina y los demás permanecían adentro de la camioneta. Todos estaban alertas y preparados para actuar en cualquier instante.
Temor y aflicción
Mientras tanto, los vecinos que viven en los alrededores de la comisaría intentaban retomar sus tareas habituales luego del tremendo susto que se llevaron el martes, cuando vieron volar piedras, palos y cascotes, además de oír los tiros provenientes del corazón del enfrentamiento. Las más afligidas eran las madres, que ayer a la mañana le pedían por favor a la vicedirectora de la escuela que cerrara las puertas del establecimiento con llave "por si volvían los vándalos". Sin embargo, no hubo una nueva movilización.
El ataque del martes los sorprendió porque todo ocurrió de repente y pocos minutos les bastaron para arrasar con ventanas, autos y policías. "Cuando vi que venían todos esos chicos con palos, casi me largo a llorar. Agarré a mi hija y me encerré en la casa. Estaba muy nerviosa, me temblaban las piernas", confesó a LA GACETA Gloria, que vive frente a la comisaría.
Los hombres también estaban atemorizados. "Nos quedó la sensación de una inseguridad tremenda, porque esa gente no es del barrio y vinieron dispuestos a delinquir", se quejó Cristian. Este vecino lamentó que "al final, el único damnificado fue el personal policial que está para protegernos". Fabián también tiene su casa a pocos metros del lugar donde se desató el caos, y hubo corridas y desesperación como si fuese un campo de batalla.
El vecino reflexionó sobre el motivo de la protesta, en la que reclamaban que se investigue un accidente en el que murieron dos hermanos. "Esa gente no sabe cómo se mueve la Justicia, tendrían que haber ido a tribunales y no venir acá, la Policía no tiene nada que ver", consideró.
Ecos del estallido
La noche del martes, después de que los manifestantes se retiraran, varios comentarios empezaron a correr de boca en boca y de puerta en puerta entre los vecinos de Lomas de Tafí. Se hablaba de la presencia de un puntero político durante los disturbios; se comentaba que los manifestantes habían llegado cargando bolsos donde guardaban palos y cascotes, y se mencionaba la posibilidad de que la violencia recrudeciera antes del amanecer. Pero eso no sucedió.
Respecto a los cuatro policías que resultaron heridos durante el ataque a la comisaría, hasta el cierre de esta edición continuaban internados, bajo observación médica. Se trata del segundo jefe de la Unidad Regional Norte, comisario Mario Rojas; el sargento primero Héctor Díaz; el cabo Daniel Toranzo; y Miguel Ángel Lias. No obstante, desde la fuerza informaron que todos ellos se encontraban fuera de peligro.
"Si son policías, serán sancionados", dijo Hofer
La imagen de los dos hombres con armas de fuego en medio de la protesta frente a la comisaría de Lomas de Tafí generó sorpresa e indignación entre los vecinos de la zona. Desde el Gobierno, el Secretario de Seguridad, Paul Hofer, dijo que se investigará el tema y aseguró que si comprueba que se trata de policías, serán sancionados.
"Si los que han disparado son parte del personal policial, por supuesto que van a ser sancionados", afirmó. Además, el funcionario reiteró que no habrá tolerancia para los actos de vandalismo. "La policía se encontró con un hecho vandálico. O avalamos el vandalismo o protegemos la institución policial", afirmó.
Hofer remarcó que quienes comenzaron a arrojar piedras contra la dependencia policial no eran vecinos de la zona. "Aquí hubo gente que aprovechó que había una protesta para llegar a destruir una comisaría", dijo.
Heridos y detenidos
Tras los graves incidentes, la Policía detalló que hubo cuatro efectivos que terminaron con distintas heridas. Mario Rojas, segundo Jefe de la Unidad Regional Norte, fue el más complicado al tener un corte en la cabeza. Rojas fue trasladado al hospital Centro de Salud y luego a un sanatorio privado. En tanto que hubo dos jóvenes detenidos por el ataque al edificio. Se trata de uno de 18 años y de Alejandro Nieva (19 años).